jueves, marzo 30, 2006

8 ceros seguidos...

Hace un pocos años, un ex-secretario de defensa reveló un secreto escalofriante: durante años el famoso código necesario para lanzar un ataque nuclear era... la simple sucesión de ocho ceros. Este único código permaneció inalterado durante los momentos más críticos de la guerra fría, hasta prácticamente nuestros días...

Este hecho debe hacernos reflexionar... ¿Cuántas contraseñas manejamos al día? El PIN del teléfono móvil (dentro de poco, el del teléfono IP del trabajo también), la contraseña de red del trabajo, el PC de casa, el PIN de las tarjetas de crédito, el de la banca personal por internet, el webmail, etc. ¿Y cuántos son diferentes? Pocos... Sólo aquellos que nos obligan a cambiar y no repetir... Creo, personalmente, que si sabes el PIN del teléfono móvil de mucha gente, sabes el de su tarjeta de crédito. Es un clásico de la seguridad: una fecha (de boda, de nacimiento de tu primer hijo, tu cumpleaños, etc).

Por otro lado, este mundo contraseñarizado nos llevará en breve a un fenómeno curioso: la pérdida de información, de sistemas que deberán ser reinstalados, etc. por la propia desaparición de las personas (la muerte). ¡Cuantas contraseñas se llevará a la tumba una persona normal, y cuántas un administrador de personas!
Siempre se ha dicho que la mejor seguridad es aquella que combina algo que sabes (una contraseña) con algo que llevas encima... Yo lo corregiría por "algo que nunca sabrán los otros + algo que SIEMPRE llevas encima". Ambas cosas se irán contigo cuando te vayas de este mundo. Asegúrate de que lo que se pueda perder, se pueda recuperar de otra manera...

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